Crowdfunding: Un joven escritor te pide ayuda para cumplir un sueño

Por Pedro Herrera Baselis

Parece que fue ayer, hace más de cuatro años, cuando escribí mi primera historia para lo que sería después «Ventanas Rotas». La he subtitulado como «un pequeño gran libro de cuentos» porque empezó con el doble de su tamaño actual y poco a poco fue deshaciéndose de lo que no le servía, hasta quedarse solo con las historias más duras, crudas y torcidas, dejando atrás los sentimentalismos baratos y los estereotipos sin sentido para abrir paso a una realidad sin ediciones ni filtros.

Hoy, a casi cinco años de todo esto, surge la posibilidad de publicar estos cuentos en forma de libro antológico, pero como nada es gratis en esta vida, me veo en la necesidad de acudir a los ángeles de la comunidad kickstarter para ver mi sueño hecho realidad.

Cada centavo aportado a mi proyecto será utilizado en la publicación, edición, distribución y promoción del libro, teniendo un nada despreciable respaldo de parte de la Editorial Porrúa (Ediciones Rodrigo Porrúa), pero siendo mía la mayor parte del trabajo.

Igual y pude haber ido a Alfaguara o a Santillana, pero existe esta desidia que también está relacionada con la falta de disciplina, es un poco el miedo al rechazo.

¿Qué vas a encontrar en estas líneas?

Una colección de cuentos inspirados en la cruda realidad de un México moribundo y ensangrentado, pero siempre con un toque de esperanza. De todos Un Roble es el cuento más noble y más sentimental y el menos violento, pero al mismo tiempo mantiene una tristeza y una visceralidad por la pérdida.

Es la historia de una viuda que añora a su esposo fallecido, obviamente, y le va contando a él a través del recuerdo situaciones de la vida, lo que ya se perdió, cuánto lo extraña, y en el Día de Muertos, ella siente que él viene a verla porque le hace de comer y le pone su mezcal.

A ese cuento le tengo mucho cariño y lo considero mi favorito porque de toda la colección fue el único cuento que leyó mi madre, y le conmovió, la hizo llorar, y fue el único cuento que alcanzó a leer porque después falleció.

Otro cuento que vale la pena mencionar es Sin Dios. Es el más crudo. Son como el blanco y el negro, como el yin y el yang porque mientras uno es de una viejita que extraña a su esposo y le hace su molito, el otro es la historia de unos vagabundos bajo los puentes de Taxqueña que les pasan las cosas más espantosas: los golpean, sufren abuso de autoridad, hay violación, se denigran, hay degeneración, violencia.

Son los polos opuestos perfectos, y lo que me gusta es que fue una historia tan creada, la historia llegó, se acomodó perfectamente y empecé a verlo todo en mi cabeza; fue como el punto más álgido en el momento de hacer la escritura.

De antemano te agradezco a ti y todas las personas que mediante su donación me brindarán la oportunidad de compartir estas historias con el mundo, pero principalmente con ustedes.